20 de febrero de 2011

Crema fría de pepinillos en vinagre

los chupitos

Mi trabajo forma parte de proyectos, proyectos en los que participamos varias personas realizando diferentes actividades, pero hay algunas que vienen a cubrir colaboradores externos. Y una de esas actividades, fundamental para que los trabajos terminados sean más o menos llevaderos, son sin duda alguna, las locuciones.

Cuando cualquiera de nosotros hace un curso online y la voz en off no nos molesta, algo fundamental, es señal de que la persona que ha locutado ese guión tiene una voz espléndida, como ocurre con la voz de Rosa del Fresno. No importa lo que lea, su voz siempre acompaña.

Aunque siempre va con prisas algunos días sí que tenemos un ratito para charlar y uno de esos días me habló de una tienda de aceites en la que cada vez que entra “a mirar” sale como sale, con más peso en la bolsa y menos en sus bolsillos ¡Como la entiendo! Conozco el peligro de esos establecimientos por propia experiencia. El caso es que me comentó que toda la tienda tiene relación con productos relacionados con la aceituna, entre ellos una confitura ¿Confitura? Pregunté pensando que no la había entendido bien… ¡Sí, de aceituna! Contestó Rosa… Vaya, ni la conozco ni la he probado nunca, es más ni me imagino su sabor…

el tarro

Pero ya no tengo que imaginar, la he probado, Rosa me trajo un tarro y está escrito “Confitura de aceitunas” ¡Auténtico! No sé como explicar el sabor, es como si tomaras una aceituna con todo su sabor pero dulce, algo increíble. Evidentemente y teniendo en cuenta mi poca ingesta actual de dulces no era plan de hacerme una tostada para el desayuno con mantequilla y “aceitunas dulces” pero tenía que probarla y este ha sido el resultado.

Para el chupito:

- 8 ó 10 pepinillos en vinagre gordos
- perejil
- Miga de pan
- ½ vasito de aceite
- ½ l de agua
- Sal, pimienta
- Una cucharada de la confitura de aceitunas

pepinillos, aceite, sal, perejil

Todo bien triturado lo paso por un colador para eliminar cualquier resto que le quite finura.

También he preparado unos aperitivos sencillísimos con:

- 1 plátano
- 2 rebanadas de pan de molde
- 2 croquetas
- Queso cremoso
- Confitura de aceituna

He cortado el pan en trocitos redondos y después de pintarlos un poco con aceite los he tostado en la sartén. Sobre ellos una pizca de queso cremoso y reservo.

las base

Los plátanos en rodajas también los frío con muy poco aceite, el justo para que no se quemen. En la nevera tenía unas croquetas ya fritas del día anterior, pues bien, con dos de ellas hago unas rodajas y pasan a correr la misma suerte que el plátano. Una vez “fritas y doradas” por los lados del corte las reservo y empiezo el montaje.

platano y croqueta

Sobre la mitad del pan frito, un trozo de croqueta, encima un poco de confitura de aceitunas, como las croquetas son de jamón un pequeño adorno, jamón.

la confitura

El resto de los panes llevan una rodaja de plátano frito, la confitura de aceitunas y su adorno o complemento, un trocito de roquefort y ¡Listo!

los pinchitos

Rosa, gracias, nos has podido hacerme un regalo mejor, un tarro lleno de sencillez capaz de hacer volar mi imaginación.

En unos días os contaré esas croquetas de jamón que tienen un toque diferente, pero en unos días.

13 de febrero de 2011

Pizza de cocina de aprovechamiento

Pizzas caseras


No tengo nada en contra de las pizzas que más de una vez he pedido por teléfono, y han ayudado a solucionar una cena o una merienda, aunque rara vez una comida, porque a veces el tiempo que la cocina exige a mí me falta. Pero a pesar de ello decidí dejar preparadas unas pizzas caseras que simplemente cocería al llegar a casa, y cena lista.

Preparar la masa era lo de menos, harina, sal, agua, aceite, levadura y un ratito dedicado a amasar. En este caso utilicé las medidas de ese “joven” británico que tanto me gusta, bueno él no, su cocina, Jamie Olivier.

Esos restos neveriles y algún que otro congelado me ayudaron, una vez más, a preparar algo parecido a dos pizzas que resultaron ricas y súper esponjosas ¿Qué por qué digo esponjosas? Esto fue de traca, pero resultón.

Tenía que salir unas horillas dejando la cena casi preparada, para ello y después de tener la masa lista y con sus ingredientes preparados me di cuenta que había preparado masa para dos pizzas cuando con una habría sido más que suficiente, pero ahí estaba, cantidad suficiente para dos pizzas hermosas incluso tres, pero no quería ni congelar ni perder la masa, faltaría más, la rellené como pude, o mejor, con lo que pude, os cuento todos los ingredientes.

La masa:

- 1k de harina de fuerza
- 550ml agua tibia
- 1 cucharada de sal
- 4 cucharadas de aceite
- 14g de levadura prensada de panadero
Cantidad más que suficiente para dos pizzas tamaño bandeja de horno y cumpliditas.

Hacer un volcán con la harina, disolver la levadura en el agua tibia e incorporar al centro del volcán junto con los demás ingredientes. Amasar con fuerza, darle forma de bola y dejarla reposar más o menos una hora cubierta con un paño.

Pasado el tiempo corté la masa en dos partes y después de quitarle un poco el aire la extendí y la puse en la bandeja del horno lista para vestirla con sus ingredientes.

Primer relleno:

- 6 rodajas de pollo, de ese que viene asado y redondito, listo para comer (cosas de las dietas)
- 4 lonchas de mortadela de Bolonia
- 1 loncha de jamón cocido.
- Tomate frito (descongelado)
- Lombarda cocida (un atrevimiento)
- Albahaca fresca
- Queso cheddar
- 1 manzana reineta
Los “fiambres” pasaron por la picadora para facilitar el corte y poder repartirlo mejor por toda la superficie.

Sobre la masa el tomate frito, bien extendido. Sobre él, la albahaca picadita y un hilillo de aceite de oliva virgen extra. Reparto la lombarda y para no dejarla tan sola la acompaño con la manzana que tenía pelada y bien picadita.

la manzana lombarda_tomate_manzana

Turno para los fiambres a los que cubro con una más que generosa capa de queso cheddar, no hace falta hablar inglés para reconocer que este queso da un color amarillo anaranjado espléndido. Un poquito más de albahaca picadita por encima, otro hilillo de aceite y lista para el horno.

los fiambres el queso
Sobre la encimera aguarda masa suficiente para otra pizza del mismo tamaño y yo sin ingredientes con que cubrir sus vergüenzas. Por suerte no llegó a ponerse colorada porque enseguida le busqué un traje, no sabía si sería de su medida pero acerté, era su talla y para salir del paso le quedaba bastante digno.

Segundo relleno:

- El resto del queso cheddar
- Queso gorgonzola
- Un trocito de queso roquefort
- Membrillo, este caserito
- Una pera hermosa de invierno.
- Nueces
- Aceite de oliva virgen extra.
El resto es fácil.

Sobre el fondo el cheddar. El membrillo, picado en trocitos pequeños y bien repartido. El gorgonzola cubriendo huecos. La pera, sorteando espacios vacíos para que dejaran de serlo y las nueces, esas maravillosas nueces, colocadas estratégicamente para que todo pareciera hecho a medida. Por último ese aceite que ayudó, creo, a que su final fuera súper cremoso y sabroso.
el otro relleno

Listas para el horno, 200º C ¿Tiempo? Cada uno sabe como funciona el de su casa.

emplatadopizzas


¿Cuál estaba más rica? División de opiniones, pero las dos estaban más que comibles ¡Ah! Y estaban súper esponjosas porque las dejé preparadas y tardé 3 horas en meterlas al horno y claro la masa subió y subió…

7 de febrero de 2011

Morcillo guisado

detalle guiso recuperado


Esta receta se ha ganado el derecho a participar en el concurso de ¡Aprovéchame! que organiza Laura, y aunque sólo sea por ese queso canario que nos ofrece ya merece la pena compartir esta carne cocida y después guisada.


Cuando escribía estas líneas era uno de esos días en los que no me apetecía nada, ni escribir, ni cocinar, ni leer, en fin, nada de nada, pero pensando, pensando, me di cuenta de que no siempre es bueno y casi siempre poco saludable.

Por eso mismo, por pensar, a veces salen cosas buenas y os aseguro que este “guiso” lo es. Por otra parte es un plato reciente, vaya, del sábado.

Después de preparar mi caldo sopero semanal y disponerme a decidir que hacer con un pedazo de morcillo cocido de algo más de medio kilo, y con un aspecto de lo más innoble y seco que os podáis imaginar, estando ya al borde de tirarlo pero con esa especie de sentimiento de culpabilidad que me provoca tirar comida en buen estado, seca y sosa, pero en buen estado, decido darle una segunda oportunidad.

Oportunidad que podría resultar un fiasco pero me pareció buena idea lo que se me estaba ocurriendo así que me puse manos a la obra. Teniendo en cuenta que no es una receta muy poco ortodoxa os iré contando como lo hice y como fui incorporando los ingredientes que había en el frigo.


carne cocida


Ingredientes, más o menos:

- Un trozo de carne cocida, morcillo en este caso.
- ¼ de litro de caldo, donde la carne dejo su sustancia.
- ¼ de litro de ese vino tinto maravilloso de Valdeorras
- Mantequilla, unos 50g
- Panceta curada y adobada, otros 50g más o menos.
- Una rama de tomillo
- Otra de mejorana


Cazuela de barro y horno precalentado a 160º.


trozos fritos setas


En una sartén con un poquito de aceite doro los trozos de carne que antes he pasado por un poco de harina. Ya doraditos los pongo en la cazuela de barro.

Añado los líquidos, caldo y vino. Y aquí es cuando me acuerdo de esos restos de setas que están tranquilamente en su fiambrera, champiñones portobello y unas setas de chopo que había preparado con un sofrito de cebolleta y puerros hacía un par de días.


vino caldo setas mantequilla hierbas panceta


Los recupero y a la cazuela también.

Ahora las hierbas, la mantequilla y la panceta y al horno donde estará 3 horas, sí, 3 horas, tranquilamente, sin preocuparciones, ya que no se quemará ni se pasará. El resultado ha sido fantástico, tanto que después de haber escrito estas líneas y compartir el plato ya estoy más animada.


emplatado guiso recuperado