25 de junio de 2013

Costillas de ternera asadas

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Sabores, olores, colores, hasta tactos diría yo que tengo de mi infancia.

Una infancia en la que empezaron a guardarse mis primeros recuerdos de los fogones de casa. No me canso de repetir que, sin duda alguna, fue Mami la culpable de mi vicio cocineril a temprana edad. Mis comiditas para las muñecas generaban sonrisas en las caras de mis padres. Era tanto su divertimento, que mi primera tortilla francesa fue como un sobresaliente geométrico ¿por qué? Sencillamente porque me quedó “perfecta”. Igual de irregular por un lado como por el otro, aunque por lo menos se podían diferenciar los dos lados.

Estas costillas, de ternera, forman parte de mis sabores infantiles, desde luego con algún cambio en su preparación. Ni de lejos me imagino a Mami añadiendo Ketchup a un asado ni a nada de nada, en fin, es lo que hay, nuevos sabores…

La elaboración sencilla, el resultado (para mi gusto) espléndido.

Ingredientes:

3 costillas de ternera
90 ml de agua
100g de Ketchup
60g de miel
20ml de salsa Perkins (Worcestershire)
1 cucharadita de tomillo
20ml de crema de vinagre balsámico (con trufa, opcional)
1 cucharadita de pasta de pimentón picante (o sencillamente pimentón picante)
30ml de aceite de oliva virgen extra
Sal

Lo primero encender el horno a 170º.

Salo las costillas que previamente he pasado por una buena ducha de agua limpia.

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Mezclo en un bol el resto de los ingredientes  y con el resultado embadurno bien las costillas y las coloco en una fuente.

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Ya están listas para su rato de calor.

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No necesitan muchos más cuidados que un par de vueltas mientras alcanzan su punto perfecto de asado. Bueno, el que yo creo perfecto: cuando la carne se separa, sin dificultad, de su parte ósea.

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Mientras, y para acompañarlas, he preparado unas patatas fritas, previamente cocidas con su piel. Antes de freírlas, las he pasado por una mezcla de pan y kikos rallados a la vez. Primero, las mojo en leche y después al rebozado. Las dejo así preparadas para freírlas un poco antes de servirlas.

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Y ya está, costillas, patatas fritas y mi Pedro Picapiedra a disfrutar de lo lindo.

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Espero que os gusten.

Se podrían dejar toda la noche con la “salsa” a modo adobo, pero en mi opinión, la carne, perdería en parte su sabor natural.

12 de junio de 2013

Croquetas DE QUESO CON MEMBRILLO

Cremosidad absoluta

Queso + membrillo = Croquetas


¿Qué NO podría llevar una croqueta? A mí no se me ocurre nada. ¿Por qué me hago esta pregunta? Sencillo y me explico.

Muchos restos de quesos varios cortados y claro, ¿qué hacer? Envasarlos al vacío, hacerte bocatas, comer, merendar, cenar queso y más queso hasta que se acabe, es una opción nada despreciable, pero se me ocurre otra mejor, bueno, a mí me lo pareció en aquel momento y eso hice.

Croquetas. Sus rellenos se prestan casi a lo infinito, se podrían hacer de casi todo, desde luego con resultados de lo más diferentes. ¿Todas comestibles? En fin, unas más que otras, sin duda.

Éstas quedaron genial, con un puntito dulce pero ricas, ricas.

Queso + membrillo = Croquetas y sus Ingredientes:1 cebolleta pequeña (30g)

  • 1 puerro
  • 30g de mantequilla
  • 30g de aceite de oliva virgen extra
  • Preparo el sofrito inicial con la cebolleta y el puerro muy picadito junto con la mantequilla y el aceite. Añado una pizca de sal.
  • Cuando está muy pochadito, pero no quemado:
  • 100g de harina
  • 1/2  litro de leche entera + 1/2 litro de leche de coco


cebolleta, puerro, mantequilla

Lo primero, la harina que dejo cocer un par de minutos para que pierda su sabor a crudo para a continuación, y poco a poco, ir incorporando "las leches".

Un sofrito bien pochado

La harina siempre bien sofrita

Entre medias:  la sal y la nuez moscada ¿Cuánta nuez moscada? Al gusto de cada uno, y si no te gusta sencillamente no la pones.

leche-de-coco aporta un sabor brutal

Dejo cocer un rato largo, y casi al final:

  • Unos 150g de quesos (camembert, comté, manchego)
  • 30g de pasas
  • 30g de membrillo


Picar un poco el membrillo, las pasas y los quesos, camemberte, comté y nuestro manchego

Los quesos los he pasado por la picadora junto con las pasas. Como la pasta ya está prácticamente cocida el tiempo de cocción de los quesos es mínimo, tan solo hace falta que se fundan y que estén perfectamente incorporados. Ya solo falta añadir el membrillo, al final del todo, picar, añadir, remover y retirar. No hace falta que cueza más.

Una bechamel bien cocida siempre resulta más fina y delicada

Y listas para pasar a su fuente de reposo cubierta toda la superficie con un film de plástico o ligera capa de mantequilla para que no se seque.

Sólo queda dejar que se enfríen. Darles forma, pasarlas por huevo batido pan rallado y listas para su fritura en aceite bien caliente y que las cubra por los cuatro costados.

Crujientes por fuera, suaves y cremosas por dentro

Y si pan con queso sabe a beso… croquetas con membrillo y queso… ¡Un acierto!

Queso + membrillo = Croquetas


3 de junio de 2013

Baklavas de nueces y almendras

baklava

Casablanca, una de mis películas favoritas, sin duda alguna, porque cada vez que empiezo a verla tengo que llegar hasta “… siempre nos quedará París” y desde luego el final no tiene desperdicio.

No sé si este par de libros han venido desde Casablanca, pero que vienen desde Marruecos, es una realidad. Ha sido mi sobrina Carola la culpable de mi enamoramiento actual de esta dulcería que me ha dejado en usufructo con una condición: yo los disfruto y ella se come todas las “prácticas”, como si a mí me costara el más mínimo esfuerzo hacerlas.

A ella, se los ha traído Basma Jalfi, a quien no tengo el gusto de conocer, de momento, pero todo se andará.

Son dos preciosidades, pequeños pero intensos, llenos de sabores, esencias, frutos secos, masas, miel, en fin, un maravilloso mundo dulce que me tiene fascinada. Tengo la sensación de que no voy a dar abasto, los haría todos, todos, a pesar de saber las consecuencias de probar tanta dulzura, kilos y kilos… de sabores,  los otros prefiero ignorarlos.

Estas baklavas las he sacado del que lleva por título “Dulces de Marruecos” de Rachida Amhaouche, y no se me ocurre nada mejor que copiar cuatro párrafos  tal y como vienen en el libro, para no saltarme ni un solo paso de su elaboración, los pocos que tiene, porque son sencillísimas y el resultado es fascinante. 

Ingredientes:

- 250g de almendras (escalfadas, peladas y fritas)
- 250g de nueces
-2 cucharadas soperas de agua de azahar
- 1 cucharadita de canela en polvo
- 100g de azúcar
- ½ vasito de mantequilla fundida
- 250g de hojaldre

Guarnición:

- 100g de almendras escalfadas y peladas
- 250g de miel
- 4 cucharadas de agua de azahar

Moler las almendras y las nueces. Poner esta mezcla en una fuente y rociar con el agua de azahar. Añadir la canela, el azúcar y la mantequilla. Mezclar todo.

ingredientes

Dividir el hojaldre en dos partes y extenderlas con el rodillo hasta dejarlas muy finas. Tapizar el fondo de una fuente de horno con una pieza de hojaldre. Reservar la segunda.


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Cubrir  con la mezcla de almendras y de nueces y extenderla con la mano. Tapar con la segunda pieza de hojaldre. Conservar 30 minutos en el frigorífico para que la preparación se endurezca.

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Cortar en cubitos y decorar cada uno con una almendra. Cocer en el horno precalentado  180º C. dejar que se doren y sacar del horno (15 minutos).


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Rociar con miel tibia perfumada con agua de azahar.

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¡Señor! Qué delicia, me han encantado y espero que  Basma  me dé su aprobado, yo le doy las gracias, entre otras cosas por haber buscado, y encontrado,  esos libros en castellano.

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Y a ti Carola, mil gracias por ser tan generosa. Te quiero.